Consiste en realizar una atención activa, global e integral de las personas y familias que padecen una enfermedad avanzada, progresiva e incurable. Tiene una serie de síntomas múltiples, intensos y cambiantes que provocan gran impacto emocional en le enfermo, la familia o su entorno afectivo y con un pronostico de vida limitado.
En una situación terminal debemos tener en cuenta una serie de fundamentos, los cuales son:
1. Presencia de una enfermedad avanzada, progresiva, incurable.
2. Falta de posibilidades razonables de respuesta al tratamiento específico.
3. Presencia de numerosos problemas o síntomas intensos, múltiples, multifactoriales y cambiantes.
4. Gran impacto emocional en paciente, familia y equipo terapéutico, muy relacionado con la presencia, explícita o no, de la muerte.
5. Pronóstico de vida inferior a 6 meses.
Toda enfermedad en fase terminal requiere de una serie de cuidados que solicita gran cantidad de demanda de necesidades y de atención, que deben ser respondidas adecuadamente.
El cáncer, el sida, enfermedades neuromotoras, o insuficiencia especifica de un órgano (riñón, hígado, corazón…) son algunas de las enfermedades que en fase avanzada cumplen con las características de enfermedad terminal.
Fundamental, no etiquetar de enfermo terminal a un paciente potencialmente curable.
En España se encuentra el SECPAL (Sociedad Española de Cuidados Paliativos) que lo define de la siguiente forma: “un tipo de cuidados diseñados para proporcionar bienestar o confort y soporte a los pacientes y sus familias en las fases finales de una enfermedad terminal”.
Según la SECPAL , los tratamientos curativos y paliativos no deben excluirse, sino que deben aplicarse mayor número y proporción de medidas paliativas a medida que avanza la enfermedad y el paciente deja de responder de manera efectiva al tratamiento específico. Cuando el tratamiento específico haya sido agotado debemos entrar en una situación en la que los objetivos terapéuticos van a ser proporcionar confort tanto al paciente como al familiar. El objetivo, pues, del tratamiento especifico va a ser el de el de ayudar en este sentido, como por ejemplo paliar el dolor en situaciones avanzadas en un cáncer.
En una situación terminal debemos tener en cuenta una serie de fundamentos, los cuales son:
1. Presencia de una enfermedad avanzada, progresiva, incurable.
2. Falta de posibilidades razonables de respuesta al tratamiento específico.
3. Presencia de numerosos problemas o síntomas intensos, múltiples, multifactoriales y cambiantes.
4. Gran impacto emocional en paciente, familia y equipo terapéutico, muy relacionado con la presencia, explícita o no, de la muerte.
5. Pronóstico de vida inferior a 6 meses.
Toda enfermedad en fase terminal requiere de una serie de cuidados que solicita gran cantidad de demanda de necesidades y de atención, que deben ser respondidas adecuadamente.
El cáncer, el sida, enfermedades neuromotoras, o insuficiencia especifica de un órgano (riñón, hígado, corazón…) son algunas de las enfermedades que en fase avanzada cumplen con las características de enfermedad terminal.
Fundamental, no etiquetar de enfermo terminal a un paciente potencialmente curable.
En España se encuentra el SECPAL (Sociedad Española de Cuidados Paliativos) que lo define de la siguiente forma: “un tipo de cuidados diseñados para proporcionar bienestar o confort y soporte a los pacientes y sus familias en las fases finales de una enfermedad terminal”.
Según la SECPAL , los tratamientos curativos y paliativos no deben excluirse, sino que deben aplicarse mayor número y proporción de medidas paliativas a medida que avanza la enfermedad y el paciente deja de responder de manera efectiva al tratamiento específico. Cuando el tratamiento específico haya sido agotado debemos entrar en una situación en la que los objetivos terapéuticos van a ser proporcionar confort tanto al paciente como al familiar. El objetivo, pues, del tratamiento especifico va a ser el de el de ayudar en este sentido, como por ejemplo paliar el dolor en situaciones avanzadas en un cáncer.